jueves, 31 de diciembre de 2020

CAPÍTULO 12

 


Paula miraba cómo, no el actor, sino el hombre, se alejaba de ese callejón. Un hombre que había sido sincero con su respuesta y que había hecho que, por unos instantes, lo admirase a su pesar. Aunque eso duró poco, concretamente hasta que Pedro llegó a donde lo esperaban esas mujeres y volvió a mostrar su falsa sonrisa.


Paula nunca habría creído tener algo en común con Pedro Alfonsoespecialmente cuando eran aparentemente tan diferentes, pero cuando ese hombre había dejado atrás su disfraz y se había mostrado ante ella, la joven descubrió que eran más parecidos de lo que suponía. A pesar de que él fuera el chico popular que siempre estaba rodeado de personas y ella la chica solitaria que prefería perderse en sus guiones, ambos estaban solos en realidad. Y, siendo igual de cobardes, se escondían del amor, aunque de diferentes maneras: ella, a través de sus guiones, a los que les faltaba ese sentimiento del que huía; y él, detrás de una actuación en la que no era capaz de mostrar ese loco sentimiento que nunca había albergado por una mujer.


Los dos estaban vacíos, pero a pesar de ello él seguía valientemente con su actuación, consciente de las críticas que recibiría pero negándose a bajarse del escenario hasta superarse y ser mejor y, tal vez, encontrar lo que le faltaba. Pero ella… ella se escondía una y otra vez sin vivir la vida ni buscar ese sentimiento que, aunque pudiera ser doloroso en ocasiones, quizá era lo que necesitaba para que todo fuera más real y sus historias al fin triunfaran.


—Que comience la función —murmuró Paula para sí, quitándose las gafas, decidida a dejar de esconderse detrás de su apariencia.


Aunque, cuando dio dos pasos y chocó de bruces contra la pared, decidió volver a ponérselas para pedir consejo a personas más expertas que la cambiaran lo suficiente como para que ese hombre no pudiera ignorarla cuando decidiera ponerse frente a la cámara para mentir descaradamente sobre el amor, ya que ella sabía que esa actuación era imposible para Pedro Alfonso porque él, simplemente, nunca podría llegar a enamorarse de una mujer como ella.



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