—¡Mamá! —gritó Paula, horrorizada por las fotografías que salían ese día en la prensa.
—¿Qué? Tenía que entregarle unas fotos más escandalosas, de lo contrario, no habrían renunciado a las tuyas… —declaró Amalia, luciendo una satisfecha sonrisa que le aseguraba que se había divertido mucho en el proceso de obtener esas imágenes.
—¿Y éste es Bruno Baker? No sabía que lo conocieras.
—Es… un viejo conocido.
—Muy conocido, por lo que veo.
—¡Yo también quiero ver esas fotos de la abuela! —protestó Romeo, intentando ojear la revista que le estaban ocultando.
—¡No! —exclamaron a la vez Paula y Amalia, cerrando de golpe la revista.
—¿Qué piensas hacer ahora que no hay un escándalo pendiendo sobre tu cabeza y nadie puede impedir que te acerques al hombre que amas? ¿Vas a ir en su busca? —preguntó Amalia, cambiando de tema decidida a empujar a su hija hacia los brazos del hombre al que amaba, porque aún tenía que descubrir muchas partes de esa historia entre ellos que estaba incompleta.
—Creo que Pedro y yo tenemos muchas cosas que contarnos y que ninguno de los dos podrá seguir adelante si no aclaramos todos los malentendidos que hay entre nosotros, pero no creo que acercarme a él sea fácil —opinó Paula mientras pasaba las páginas de esa revista y encontraba otro jugoso cotilleo, esta vez protagonizado por el famoso actor.
—Sí, tienes razón. Puede que en estos momentos te sea algo difícil llegar hasta él —estuvo de acuerdo Amalia mientras observaba el reportaje que Paula estaba leyendo.
En esas páginas a todo color se podía ver a Pedro Alfonso saliendo de una de las habitaciones del apartamento donde se había celebrado una escandalosa fiesta. En la imagen, una despampanante rubia aparecía de espaldas. Según la prensa, ella abandonó esa misma habitación minutos después que lo hiciera Pedro. Y como Paula no era nadie importante, la redactora del reportaje había pensado que esa mujer rubia era la protagonista de la nueva película en la que participaba Pedro, por lo que, poniendo junto a esas fotos otras en las que aparecían ambos en otros momentos pasados, comenzaron a insinuar una posible relación entre ellos.
Paula deseaba desmentir esas falsas suposiciones acerca de la existencia de una tórrida relación entre esa mujer y Pedro, pues en realidad era ella la que había salido de esa habitación y la que aparecía de espaldas en las fotos. Que la actriz principal de la película se vanagloriase falsamente de ser alguien importante en la vida de Pedro ante la prensa llevaba a Paula a querer gritar ante todos cuál era la realidad, pero… ¿quién creería que un maravilloso actor como Pedro Alfonso se habría fijado en una simple extra desconocida como ella?
—En estos momentos su apartamento y el de esa actriz tienen que estar rodeados de periodistas en busca de algún jugoso cotilleo que llevar a sus páginas, aunque sean mentira —manifestó Amalia, que no había tardado en reconocer el escandaloso vestido que Paula había lucido la noche anterior y que salía en las imágenes.
—El problema no es cómo acercarme a él, mamá, sino si estoy preparada para hacerlo —confesó Paula antes de salir de la habitación y apartar la mirada de esa revista, cuyas imágenes, fueran ciertas o no, le hacían daño.
—No lo entiendo, abuela, ¿esto es verdad o mentira? ¿Mi padre quiere a mi madre o a esta otra mujer? —preguntó Romeo confuso mientras observaba las fotos de la revista de la que su madre huía.
—¡Ay, Romeo! El mundo de Hollywood es tan engañoso y está tan lleno de mentiras que ni yo misma distingo ya cuál es la verdad. Lo único que sé es que, mientras ninguno de los dos sea consciente de cuánto se aman y sigan dudando acerca de sus sentimientos, seguirán permitiendo que otros les hagan mucho daño, tanto con la mentira como con la verdad.
—Yo sé lo mucho que mamá quiere a ese hombre, aunque aún no puedo entender por qué —apuntó Romeo, mirando un tanto molesto las fotografías de ese actor al que no sabía si darle otra oportunidad de acercarse a su madre—. Y, la verdad, no tengo claro si él la ama lo suficiente. Aunque lo que no puedo comprender es cómo puede dudar él de que mi madre lo quiere, abuela.
—Eso se debe a que los dos actúan demasiado bien cuando están juntos y cada uno de ellos esconde sus sentimientos al otro a su manera.
—Entonces lo que tenemos que hacer para que estén juntos es acabar con su actuación, ¿no, abuela? —dijo Romeo. Y, más decidido que nunca, sacó de su mochila una decena de viejas cartas llenas de recuerdos que su madre había pretendido ocultar de él y que Romeo, tras encontrarlas, no había podido resistirse a llevar consigo.
Mostrándole a su abuela su contenido, Romeo le señaló a Amalia cuál tendría que ser el siguiente paso que debían dar en esa historia para ayudar a esa pareja, y su abuela estuvo de acuerdo en ayudarlo. Así pues, saliéndose del complicado guion que le había escrito la vida, Romeo estuvo dispuesto a todo con tal de ver a sus padres juntos.
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