Pedro no comprendía lo que había pasado. Un minuto antes esa mujer reía junto a él y se deshacía entre sus brazos, y ahora volvía a odiarlo. Y todo por culpa de un maldito guion.
—Pero ¿Qué has hecho? —inquirió Gustavo mientras negaba con la cabeza ante su comportamiento, declarándolo culpable de todo cuando él solamente había querido echarle una mano a Paula.
—¡Sólo quería ayudarla! —se excusó Pedro ante su amigo—. ¡Todo ha sido por culpa de este maldito guion! —Y antes de que lo arrojara al suelo furioso, Gustavo se lo arrebató de las manos para luego sorprenderlo al golpearle el rostro con él.
—No, la culpa es tuya —manifestó el pelirrojo dirigiendo una furiosa mirada hacia Pedro, un gesto que nunca había visto con anterioridad en su amigo—. ¡Has permitido que le roben su historia, un trozo de su vida, de su trabajo y el corazón que ella había puesto en esta obra! Tú pones una parte de ti en cada uno de los personajes que interpretas, ¿acaso sabes cuánto pone ella de sí misma en cada uno de los personajes que crea? ¡No desprecies su historia más de lo que ya has hecho hasta ahora y léela, tal vez así llegues a comprenderla un poco mejor, idiota! —lo amonestó Gustavo, devolviendo el guion entre sus manos. Y antes de abandonar esa celebración no se olvidó de recordarle a su amigo que, una vez más, había fallado en su interpretación—. Por cierto, aún sigues siendo patético en las escenas de amor, y nada creíble. Sobre todo por parte de la protagonista, cuando le haces tanto daño a la vez que juras amarla.
Tras la marcha de su amigo, Pedro compartió la velada con decenas de bulliciosas personas que formaban parte del mundillo de Hollywood y, aun así, se sintió más solo que nunca, con la única compañía de un guion.
Prefiriendo leer las páginas de ese manuscrito antes que escuchar la insulsa charla de la actriz que tenía a su lado, comenzó por el principio de esa historia sin saber que, cuando llegara al final, tal vez se arrepentiría de haber comenzado esa lectura porque ella le mostraría todos los errores que había cometido, pues, como Gustavo le había dicho, ésa era la historia de Paula. Y, lo quisiera él o no, Pedro tenía un papel en ella.
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