jueves, 31 de diciembre de 2020

CAPÍTULO 48

 


Gustavo estaba enfadado con su amigo.


A pesar de todos sus esfuerzos y sus retos, Pedro seguía siendo tan falso como en sus últimas películas. El brillo que obtuvo en un principio en pantalla al revivir su amor por la mujer que había dejado marchar se iba perdiendo, tal vez porque había comenzado a olvidarla o quizá, simplemente, porque ya no quería acordarse de ella y eso era algo que él no podía permitir, especialmente si deseaba que su personaje cobrara vida ante la cámara.


Gustavo sabía que las películas que adaptaban libros en ocasiones dejaban mucho que desear, pero pensó que si el personaje principal era representado por el hombre en el que se había inspirado para crear al protagonista, éste no podría evitar atraer la atención del público hacia su propia historia y triunfar ante la cámara igual que hacía en sus novelas.


El problema era que su personaje había atraído al público porque no era perfecto, porque cometía los errores que cometería cualquier hombre, y Pedro se había acostumbrado a brillar demasiado y a ser perfecto ante la cámara, dejando una vez más de lado al hombre de verdad.


—¡Otra vez más! ¡Desde el principio! —exclamó Gustavo mientras clavaba los ojos en su amigo y negaba de nuevo con la cabeza ante su actuación, una actuación que los demás que lo rodeaban veían perfecta, pero es que ellos no habían conocido al hombre real, como había hecho Gustavo, y únicamente conocían al actor.





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